Uno de los proyectos en la cola de Marvel ha sido Doctor Strange, película que ha terminado por ser una de las mejores producidas por los estudios. Y en gran parte es gracias al señor Benedict Cumberbatch, que todo lo que toca lo convierte en oro.
*La siguiente crítica está libre de spoilers.
Los autores del cómic que adapta la película reconocieron que sus viñetas se dibujaron puestos de ácido allá por los 70. Colocón no te va a faltar al ver Doctor Strange, y ese es uno de los motivos que hace que destaque. Porque en el Universo Marvel tienes que tener algo que te haga diferente del resto para triunfar. Porque la gente (a no ser que tengas 5 años) se está cansando de ver a los de siempre haciendo lo de siempre y juntándose como siempre (Vengadores 2) y por eso ver algo diferente y que de primeras no parezca «la típica película Marvel» triunfa (Guardianes de la Galaxia).
Y si encima de ser diferente pones al frente del tinglado al señor Cumberbatch, apaga y vámonos. Espera, no apagues, porque encima el personaje al que interpreta es arrogante, insoportable en ciertas ocasiones, algo que tiene en común con…¿lo has adivinado, no? Sherlock Holmes. Y quién mejor que el mejor Holmes (lo siento, Robert Downey Jr.) para un papel así (aunque ojo, que se parece a Sherlock Holmes la parte «no superhéroe» del personaje, algo mínimo vaya).
Si al papelón (insisto en ello, la película es lo que es gracias al británico) le añades un viaje psicotrópico que te hace pensar en momentos que estás en Origen de Nolan y no en una película Marvel, ahí es donde Doctor Strange te ofrece ese algo diferente que demanda el espectador de Marvel, te saca de la rutina de sus películas.
Conocemos un nuevo superhéroe que se enfrenta a lo místico, a universos paralelos, a enemigos que no están dentro de las posibilidades de Los Vengadores (aunque tenga una reunión al final con Thor, lo que deja abierto posibles colaboraciones). A nivel película individual de Marvel, Doctor Strange se sitúa para mí dentro de las mejores, dejando atrás mierdas como las de Thor o incluso las del señor Stark.
El argumento puede ser quizás lo más «flojo» de la película, siguiendo un poco la línea Marvel: malo malisimo que va a acabar con la Tierra y hay que evitarlo a toda costa. En este caso el malo malísimo es Dormammu, el jefazo de la Dimensión Oscura (aquí se les pira la pinza con lo psicodélico) con un representante en la Tierra, Kaecilius, interpretado por Mads Mikkelsen.
Podría haber dado un poco más de guerra, pero es el puto Hannibal así que le perdono. Completan el reparto actores como Tilda Swinton o Rachel McAdams, que en general cumplen bien en sus respectivos papeles.
Algo que me dejó flipado fue la persecución que tiene lugar por las calles de Nueva York. Si has visto la película sabrás de lo que hablo.
14 películas componen en Universo Marvel hasta la fecha, y en esta el director Scott Derrickson ha sabido diferenciarse ofreciéndonos un espectáculo visual en el que nos presentan un nuevo superhéroe que llega pisando muy fuerte. Bravo, Marvel.
No se ha confirmado aún secuela pero si la aparición del personaje en Los Vengadores: Infinity War, que llegará para 2018.
¡Ojo! No me olvido del ojo (nunca mejor dicho) de Agamotto y de las Gemas del Infinito, pero de eso hablaremos la próxima semana.
nsf points
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