Denis Villeneuve, director canadiense dado a conocer en 2010 con Incendies, no ha dejado de sorprendernos desde entonces con sus propuestas, jugando con diferentes géneros, pero siempre con una línea formal y estilística propia. El pasado viernes por fin pude ver su ansiado nuevo trabajo y solo se me viene una palabra a la cabeza: ¡Bravo!
Tomando como base un relato de Ted Chiang, adaptado por Eric Heisserer (cualquiera diría que fue el mismo que escribió el remake de La Cosa 2011), Villeneuve utiliza el género de la sci-fi para contarnos una maravillosa historia. Porque sí, porque aparte del envoltorio el cine es un medio para contar historias, y esto no son 120 minutos de explosiones a lo Indepence Day: Contraataque, aquí hay personajes, con sus dramas, sus temas, etc…
Hablar de La llegada es hablar de comunicación en un sentido amplio, del uso de la palabra y el mensaje como mecanismo de entendimiento. El director divide sus temas en dos vertientes, por un lado, el que atañe a todos los países que reciben la visita de las naves. Por otro, el drama de la protagonista, una Amy Adams que está ENORME, dejando claro que lo de Batman V Superman fue cobrar el cheque y adiós. Sus gestos, sus miradas, sus silencios… Ella es el motor de la película.
A nivel global 12 naves aterrizan en doce puntos diferentes del planeta. El gobierno de EEUU contrata a una lingüista, Adams, para que contacte con los visitantes y trate de comprender qué hacen y qué quieren. Para ello, cuenta con el arma más importante, la comunicación, a través de diferentes mensajes y signos. Además, deberá intentar conseguir la colaboración y ayuda entre su gobierno y los de las demás naciones, tratando de unificar su postura frente a la visita espacial.
Por otro lado, tenemos su propio drama, el que la actriz brilla por derecho propio. Es un personaje complejo, ambicioso, fuerte pero frágil, rico en matices. Además, a raíz de su encuentro con los visitantes, deberá afrontar una difícil decisión que marcará el devenir de su vida. Algo que en manos de una actriz de su talento es transmitido con una fuerza y una humanidad que te deja sin palabras. El resto del elenco también esta maravilloso, pero Adams sobresale por encima de todos notablemente, no porque los demás no estén a la altura, sino porque ella es el personaje.
Villeneuve apuesta en La Llegada por un mensaje muy filosófico y póetico, apoyado por la fuerza visual de sus imágenes y su banda sonora. Hay en esas imágenes ecos de Malick, Kubrick o incluso el Nolan más reciente y filosófico de Interstellar. Pero por encima de todo hay voluntad, hay personalidad, hay un objetivo de contarnos una historia, sin renunciar ni doblegarse a lo que el cine mainstream demanda. Es cine de autor, arriesgado, un film con una historia y mensaje que el público debe comprar.
Servidor solo puede aplaudir una vez más La Llegada, recayendo en la redundancia, esperando impaciente y con los brazos abiertos el que será su próximo trabajo, esa secuela de Blade Runner, que no puede haber recaído en mejores manos.
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