Mank

4 minutos

✅ Artículo libre de spoilers

Estreno el 4 de diciembre de 2020 en Netflix 

David Fincher ha vuelto a la pantalla grande y lo ha hecho por la puerta grande. El director de películas, creador de series y hacedor de videoclips recoge un guión de su padre que narra la historia detrás del origen de Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles para entregarnos una obra tan soberbia como es Mank.

Para poder disfrutar de ella, aún hay que esperar al estreno mundial el 4 de diciembre en Netflix, aunque, si no os aguantáis, siempre podéis buscar un cine cerca donde la proyecten de manera exclusiva estos días.

Las referencias a la obra de la que parte Mank no son tanto de contenido como lo son de forma. Quiero decir, no hay ningún momento donde se vean escenas directas de Ciudadano Kane o cómo las filman, sino que podemos ver el origen de donde surgen algunos personajes, las mismas técnicas narrativas o, quizás la más evidente de todas, el uso del blanco y negro. Un blanco y negro que hace que te de vueltas la cabeza, para bien.

Si alguien de los aquí presentes no ha visto aún la maravillosa obra de Welles no tiene porque preocuparse por no entender Mank, aunque sí que se perdería muchas de las referencias que hay entre ambas. Más que funcionar como un making off, la película de Fincher funciona como un mosaico del Hollywood de los años 30, en su máximo apogeo, aunque lleno de corrupción y traicione. Todo ello mostrado a través de distintos eventos sociales, eventos políticos y también a través de la prensa. ¿Os recuerda a algo?

El hilo conductor de todo esto es Herman Mankiewicz, co-escritor y ganador de un Oscar a mejor guión por (tachán tachán) Ciudadano Kane. Único premio de la Academia que recibió, pues después de haber trabajado con Welles decidió no volver a inmiscuirse de nuevo en el mundo cinematográfico. La interpretación de Mankiewicz corre a cargo de Gary Oldman, que hace un trabajo finísimo.

De sus mejores interpretaciones de lejos. Alcohólico, enfermo, descarado, cínico e hiriente, todo en una coctelera, muy agitado y servido con muy buen gusto. A momentos muy débil físicamente, a otros mordaz y a otros rabioso, Gary Oldman va esquivando y/o superando sus problemas personales y las trabas laborales que le ponen, hasta llegar a una explosión final que es más que merecedora de todos los premios a los que pueda optar, incluyendo mis dieses.

No sólo él se postula como firme candidato a ser recipiente de premios, sino toda la película en sí misma. No voy a utilizar la etiqueta de “la mejor película del año” porque podría haber reprimendas hacia mi persona, pero sí que es una de las que a final de año estará en miles y miles de tops de lo mejor de 2020. Así que desde nuestra humilde redacción sólo podemos hacer una cosita más: gracias, Fincher.

nsf points

Histórico de críticas: https://bit.ly/34l92NB

Aitor Gonzalez
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