El pasado lunes 26 de septiembre tuve el placer de acudir al pre-estreno en Madrid de Un Monstruo viene a verme, la nueva película de J.A. Bayona. Que como viene siendo habitual desde Lo Imposible, y estando Mediaset detrás, fue todo un espectáculo mediático.
Un Monstruo viene a verme cuenta la historia de Connor, un niño de 12 años que tiene que hacer frente a la enfermedad de su madre (cáncer), a su difícil relación con su abuela y al distanciamiento con su padre, además del acoso que sufre en el colegio. En definitiva, ha de dejar de ser un niño y empezar a crecer. Para enfrentarse a sus miedos Connor crea a un monstruo (al que pone voz Liam Neeson), utilizando la ficción para hacer frente a la realidad que le rodea.
Con esta interesante premisa Bayona nos presenta su tercer largometraje, que cierra su trilogía sobre la infancia y las relaciones de los hijos con sus madres. La película empieza a lo grande, como si Bayona hubiera aplicado la máxima de Cecil B. Demille de que las películas tienen que empezar con un terremoto. Ahí comienza uno de sus problemas, el ritmo de la película, con algún que otro altibajo a lo largo del metraje.
A nivel técnico es una película sobresaliente, Bayona es, y aquí me caerán palos, para mi el mejor director nacional en lo que a cine comercial se refiere. Es un gran narrador (aunque a veces no gestione muy bien las duraciones) que sabe manejar grandes presupuestos, ya lo demostró con Lo Imposible y aquí lo vuelve a hacer. Además es un director inteligente, pues saca partido de todos los elementos que componen la escena (sonido, iluminación, movimientos de cámara).
Los actores están genial. Una vez más Bayona sabe sacar oro del joven protagonista (quizá MacDougall pueda llegar a ser un próximo fichaje de Marvel). El resto del elenco cumple más que de sobra, empezando por Weaver, cómoda y natural en su papel, demostrando sobrada experiencia en esto de actuar. Felicity Jones está estupenda, sobre todo en los momentos dramáticos, una actriz que dará que hablar. Toby Kebbell quizá sea el que peor parado sale de todos pues su papel no da para tanto lucimiento, aún así, es un soplo de aire fresco por su naturalidad y química con MacDougall (esperemos que a raíz de esta película el rocknrolla escoja mejor sus papeles porque, Ben Hur, ejem…).
Le agradezco a Bayona que no haya tirado de lágrima fácil como hizo con Lo Imposible, orquestando todas las piezas para forzar el llanto del espectador. Aquí está más comedido, entre otras cosas porque el propio drama del niño y la situación que le rodea ya son suficientemente jodidas para lograr la empatía del espectador.
Un monstruo viene a verme es un poco montaña rusa, volviendo al ritmo mencionado en párrafos anteriores. Y con ello me explico, como espectador deseas que aparezca el monstruo (aunque su primera aparición sea decepcionante) y ver las historias que este le cuenta al niño. Cuando Connor regresa a la realidad, a veces eres un poco presa del tedio, ya que hay situaciones que se alargan demasiado, se vuelven redundantes, y eso lastra el ritmo de la película. Ritmo que a veces te puede sacar de la película. Con la historia que Bayona tiene entre manos, debería tenernos agarrados a la butaca desde los primeros compases hasta los títulos de crédito, pero eso nunca llega a pasar. Imagino que algo tendrá que ver que el escritor de la novela sea el guionista del film.
Por otro lado, algo que le he notado a Bayona desde Lo Imposible, es un deseo de demostrar una y otra vez lo gran director que es, buscando esa master piece a toda costa, como si no terminara de creer en el material que tiene entre manos. Echo en falta a ese Bayona más modesto de El Orfanato (que es también un film ambicioso). Modesto en el sentido de no tender a la ampulosidad, confiando en su pericia, en los actores y el material que tiene sin necesidad de recargar la escena para buscar ese calificativo de “peliculón”.
Vaya por delante que no pretendo abrir fuego y ser el único que pone una nota discordante a una voz unánime que dice que hay alabar la última película de Bayona. Es una película bella, con maravillosos momentos, habla de la soledad, de la tristeza y de afrontar la muerte y la pérdida a unas edades complicas. Habla también de la imaginación y del arte de contar historias. El cierre de la película me parece estupendo, he oído que es diferente al original del libro, pero me parece más acertado para cerrar la historia general.
Bayona (nuestro Spielberg patrio) tiene los actores, medios y talento para hacer cine. Un monstruo viene a verme es una buena película, pero no es la película maravillosa que debería ser. Deberá seguir puliendo ese exceso de ambición, sentimentalismo y ritmo para cuajar el molde y tarde a temprano llegará esa obra maestra que nos está prometiendo todos estos años. Sus propuestas siempre serán bienvenidas y necesarias para nuestro cine. Ahora veamos qué tal le va en Hollywood, con cierta secuela de unos dinosaurios que viven en un parque temático…
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